EL MONÓLOGO Nº013
Rolo e’vivo, ha muerto
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José Moreno García *
En homenaje a Guillermo “Fantástico” González
Este artículo de hoy es un homenaje a una persona que nos dejó y de la que aprendí mucho a lo largo de los años en los que compartimos vivencias y experiencias. Se llamaba Guillermo José Manuel González Regalado y era conocido como Guillermito Fantástico González, un prodigio de la comunicación, del show, de la animación, de la interpretación y del buen hacer profesional.
Y era además una persona con un corazón enorme, amigo de sus amigos, que es una frase muy socorrida en este tipo de escritos, pero que, con él, y luego explicaré por qué, tiene razón de ser. Siempre demostró que es posible estar de buen humor, aunque las circunstancias no te acompañen. En un programa homenaje que le hicieron, él mismo dijo que cuando muriera ya tenía su epitafio “El rolo e’vivo, ha muerto”, y se reía. Le faltó decir que nos deja a los demás llorando su ausencia.
Su hija, en el texto en el que da la noticia del fallecimiento de Guillermo, dice «Hasta siempre, Rolo e’ Vivo. Ha sido un orgullo crecer contigo». “Rolo e’vivo” era su grito de guerra, lo puso de moda en la televisión y tiene muchas interpretaciones y traducciones.
Guillermito era de madre tinerfeña y de padre canarión y lo pongo por este orden porque siempre me habló de su madre, de sus vivencias, alegrías y tristezas, y casi nunca, al menos no lo recuerdo, nos relató alguna experiencia con su padre.
Era hombre de buscar sus raíces y así nos hizo recorrer en varias ocasiones la geografía tinerfeña buscando la Finca de El Gato, que era el nombre que le había oído a su madre. Que si por debajo del Barrio Nuevo en La Laguna, que si en Buenavista, que si por Vilaflor, y en varios sitios más.
Y la verdad es que aprovechaba cada excursión de aquellas para empaparse de la historia, de llenar sus ojos con lo que abarcaba su vista y su semblante, siempre alegre y sonriente, aún se relajaba más ante los paisajes que descubría. Siempre nos relataba una anécdota en la que le enseñaba una fotografía a su madre en los sitios que estaba y un día le dijo que detrás de una casa que salía en la imagen estaba la suya. Guillermito no tardó en llamar y en que apuntara el sitio para ir la próxima vez que viniera.
Vivió apasionadamente cada faceta de su vida. Fue un gran actor de teatro y actuó por todo el continente americano. Representó obras de todo tipo y consolidó una carrera que debido a su inquietud fue cambiando a lo largo de su vida. Compró teatros, como Chacaíto I y II, formó compañías, dio trabajo a mucha gente e hizo multitud de giras que le dieron fama y conocimiento. Uno de sus grandes éxitos fue “El derecho de nacer” que luego se convirtió en película y que tanto gustó a nuestros padres. Hasta que llegó a la televisión. Ahí lo dio todo y creó una serie de formatos que aún hoy están vigentes.
Sus comienzos televisivos fueron las telenovelas, siendo en muchos casos guionista e intérprete de las mismas. De ahí que algunos lo conociéramos como “el Galán”, que siempre lo fue y que nunca dejó de serlo. Donde hubo, siempre queda y Guillermito supo en todo momento encandilar a la audiencia, estuviera en la televisión, en la barra de un bar o en una comida en casa de alguien. Nunca pasaba desapercibido y tampoco se mantenía al margen. Su presencia, su conversación, su manera de ser y fundamentalmente su amplia experiencia en la vida le motivaban para intervenir y dar su opinión en cualquier momento. Había estudiado arquitectura, aunque nunca ejerció.
Pero habíamos dejado a Guillermito haciendo telenovelas. Eso fue antes de que se fuera a México para ampliar su formación y para indagar en nuevas fórmulas televisivas. Y vaya si aprendió, de los mejores maestros: de Emilio Azcárraga, que fue propietario de Televisa y de Alfonso Arau, director de cine.
Cuando regresó a Venezuela lo hizo a la extinta Radio Caracas Televisión, un canal del que llegó a ser accionista y que marcó a varias generaciones de venezolanos hasta que el poder de Hugo Chaves lo condenó al cierre.
Una de sus primeras aportaciones propias fue “Viva la Juventud” y luego vino el que le dio apellido “Fantástico”, un magazín lleno de variedades en el que había una sección llamada “Cuanto vale el show”, precursor del hoy llamado Operación Triunfo o La Voz, con un jurado que determinaba si el talento presentado era valioso o no. Al año siguiente la sección se convirtió en un programa concurso que batía todas las semanas récords de audiencia.
Toda aquella experiencia lo llevó a fundar Televen7, creando su propia productora para hacer el programa Fantástico, que fue emitido durante tres años en Venezolana de Televisión, el canal de televisión pública de Venezuela. A partir de ese momento, Guillermo hizo de todo, de empresario televisivo, radiofónico, teatral, representante de cantantes, consejero de medios e incluso apoderado de un torero con el que recorrió toda España conduciendo una furgoneta en la que llevaba a todos los miembros de la cuadrilla.
Era conocido en el mundo entero y hay personas, jóvenes y mayores, que seguían reconociéndolo allá donde iba. Recuerdo que no hace mucho, fuimos a comprar algo al Centro Comercial La Villa y la gente no paraba de saludarlo
Como dije al principio, era amigo de sus amigos, siempre era fiel a los suyos. El actor Toco Gómez vive gracias a los medicamentos que él le enviaba a Caracas. A José Luis Rodríguez “El Puma”, lo cuidó durante muchos años y siempre ha estado a su lado cuando le ha hecho falta. Y así podríamos seguir nombrando a muchas personas de las que nunca se separó y a quienes siempre ayudó.
Era un emprendedor nato y permanentemente tenía en mente muchos proyectos que quería realizar: una plataforma de cine, un canal de telenovelas o uno de entretenimiento de todo tipo. Nunca descansaba y siempre quiso ser parte activa de un mundo del que él quería seguir tomando parte.
Venía a Tenerife dos o tres veces al año, veía a sus amigos y participaba en la vida isleña en la medida que podía. Aquí deja a Paco Aznar, a Andrés Chaves, a Félix Marrero, a José Carlos Marrero, a Arturo Escuder, a Pedro González, a mi hermano Paco, su ahijado televisivo, a … tantos y tantos que se ha ido encontrando en el camino que sería largo y prolijo nombrarlos.
Su última visita fue a Las Palmas en plenos Carnavales. Fue casi una despedida.
Era del Tete, siempre que no jugara con el Madrid que era el equipo él quería. Le gustaba nuestro pescado y sobre todo nuestros mojos, y salpimentaba las comidas con historias que, aunque las repitiera, siempre le encontrábamos algún punto novedoso y divertido. Era ocurrente y en los últimos tiempos su actual compañera, Gloria, le había dado ese punto de estabilidad que le enriquecía.
Se ha ido el hombre y me queda el recuerdo. Se ha ido, y a pesar de los momentos vividos, que han sido muchos, me queda la congoja de que no los he sabido aprovechar. Que necesitaba de más. Que tenía que oírlo más. Se ha ido esta semana y ya echo de menos sus consejos y sus ideas. La gran paradoja es que se ha ido porque lo que quería era vivir y estar con sus gentes.
Guille, lo siento, no puedo seguir escribiendo porque no puedo hacerlo con los ojos llenos de lágrimas y tú me las estás provocando. Tu siempre decías, al despedirnos, aquello de “cuídate, hermano, que ya quedamos pocos”. Desde el pasado martes queda una persona buena, pero buena de verdad, menos. No puedo seguir “rolo’e vivo”.
Nuestra última foto con él, tras una cena en Madrid (con la Puerta de Alcalá, al fondo) el pasado mes de febrero. De izquierda a derecha: Un siempre risueño y optimista Guillermo Fantástico, Pepe Moreno, José Carlos Marrero, Mary Nieves (esposa de José Carlos), Camir (esposa de Pepe) y Gloria (leal compañera de Guillermito hasta su partida). Esta foto quedará ya para siempre en nuestro recuerdo.
* José MORENO GARCÍA
Periodista.
Analista de la actualidad.
La Laguna (Tenerife), 4 de julio de 2020.
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